Los hortelanos santanderinos han celebrado este martes, 2 de septiembre la tradicional Fiesta de la Cosecha que, en su quinta edición, como novedad, ha tenido lugar por la tarde y ha contado con una verbena, amenizada por el Dúo Tamán.
La Finca Altamira se ha convertido así, un año más, en un gran salón al aire libre donde los adjudicatarios de las 93 parcelas municipales habilitadas por el Ayuntamiento de Santander en ese lugar, así como en El Alisal y la calle Duque de Ahumada, han compartido mesa y mantel.
Acompañados por el alcalde de Santander, Iñigo de la Serna, la concejala de Dinamización Social y de Barrios, Carmen Ruiz, los monitores de los huertos, así como por sus familiares y amigos, los hortelanos han compartido sus experiencias labrando la tierra, pero también elaborando todo tipo de recetas con un denominador común: la materia prima.
Sobre la gran mesa de la Finca Altamira se han servido y degustado una amplia variedad de platos como empanada de verduras de temporada; tarta rústica de tomate; pastel de berenjenas; cremas de pepino con yogurt, de rúcula o de lechuga y apio; tortillas de patata, de coliflor o de pimientos y cebolla.
Tempura de verduras; acelgas a la napolitana; tiras de calabacín con crema de aguacate; pudin de puerros; croquetas de calabacín, alcachofas rellenas de merluza y gambas o boquerones veganos fueron otros de los platos que formaron parte del menú de la V Fiesta de la Cosecha.
Como colofón a esta popular y ya clásica comida, convertida en esta ocasión en merienda, para terminar con un buen sabor de boca los asistentes saborearon un bizcocho de zanahoria y un strudel de manzana, así como cuatro zumos -Barlovento, Marejadilla, Botavara y Galerna- elaborados con frutas y hortalizas de la huerta.
Mucho más que un lugar de encuentro
“Un año más, la Fiesta de la Cosecha, al igual que los propios huertos, ha tratado de fomentar las relaciones entre vecinos en torno a una actividad sostenible, como es la agricultura ecológica”, afirmó Ruiz.
En este sentido, hizo hincapié en que las 93 parcelas municipales, habilitadas por el Ayuntamiento de Santander, constituyen mucho más un lugar de encuentro y de convivencia, ya que, cada día, reúnen a los hortelanos que trabajan la tierra así como vecinos de todas las edades, que disfrutan de este espacio y comparten experiencias.
Asimismo, recordó que más 3.000 niños se acercan cada año hasta los huertos sociales sostenibles para conocer in situ el trabajo que allí se desarrolla, inculcándoles el valor y la importancia de la agricultura ecológica, con el fin de respetar y cuidar el medio ambiente, así como el valor de las relaciones intergeneracionales.
Red de Huertos Urbanos Sostenibles
La responsable de Dinamización Social y de Barrios precisó que la Red de Huertos Urbanos Sostenibles del Consistorio santanderino está integrada, en la actualidad, por 93 parcelas: 54 en la Finca Altamira, en pleno rendimiento desde su inauguración en 2010; 24 en El Alisal, en las que se trabaja intensamente desde comienzos de 2012 y 15 nuevas de la calle Duque de Ahumada.
“Todas las parcelas miden entre 15 y 23 metros cuadrados y disponen del espacio suficiente para poder cultivar una gran variedad de verduras, hortalizas y plantas aromáticas”, especificó la edil, quien resaltó que, además, son accesibles y permiten el trabajo de numerosas asociaciones como ASCASAN, Lupasco, la Asociación de Sordos de Santander y Cantabria, AMICA, Padre Menni o la Asociación Síndrome de Down.
La responsable de Dinamización Social y de Barrios comentó que estos tres espacios -Finca Altamira, El Alisal y Duque de Ahumada- hay que sumar los huertos sociales del Centro de Acogida “Princesa Letizia”, en el que el Consistorio santanderino desarrolla un proyecto de lucha contra la exclusión social, la promoción de las personas con discapacidad, la formación para el empleo y, por supuesto, la conservación del medio ambiente.
“Los huertos sociales sostenibles son maravillosos desde todos los puntos de vista”, concluyó la edil, quien los describió como un lugar de encuentro, un punto de reunión para esas personas mayores que, en muchos casos, estaban en casa y han encontrado un motivo perfecto para salir, para reunirse con otros vecinos y hacer amigos, mientras comparten vivencias y experiencias al aire libre.