Columna escrita por Miguel del Río
La celebración anual en España del Black Friday o viernes negro empezó mal y continua peor. Es opinión extendida entre los consumidores que las ofertas que se anuncian en este periodo concreto, no se ajustan a la esencia del nacimiento en Estados Unidos de estas grandes rebajas, por un día. Incluso hay que meter en el saco de la crítica a las ofertas que aparecen en Internet, muchas de las cuales no se ajustan a lo que los consumidores esperamos de este gran día de compras.
Esperas a noviembre para hacerte con un ordenador, una televisión o un electrodoméstico que necesitas renovar, y luego todo el gozo en un pozo. Vamos, que no se cubren las expectativas que los consumidores tenemos con respecto a este día, y eso que en el “spanish Back Friday” la publicidad es bombardeante, aunque no coincida posteriormente con el precio que esperabas encontrar. Reitero que son muchísimas las voces de queja sobre cómo se lleva a cabo en España este día tan señalado de noviembre, antesala de las Navidades. Ya en diciembre, aún hay comercios que están de Black Friday, y no sabes si reír o llorar ante semejante escenario del despropósito, que se repite año tras otro. Terminaremos por cargarnos el invento, incluido el hecho de que cada viernes negro se produce un mayor desembarco de consumidores en Internet, para llegar hasta las compras auténticamente rebajadas. Claro, entras en la Red, pones el producto que buscas, y pides que te den el mejor precio. ¿Puede haber mejor buscador de chollos? Evidentemente, no. Por eso los establecimientos de a pie de calle lo han de hacer mucho mejor, y saberlo vender bien, ante la clara amenaza que es comprarlo todo a través del ordenador. El resumen final de este Black Friday de 2018 es para olvidar. Aunque ya ocurrió lo mismo con el de 2017, 2016… ¿Qué le falta entonces para triunfar en España? Pues que se tenga en cuenta la situación real de los ciudadanos, con una economía que sigue teniendo en las familias muchos agujeros. Y por eso esperas adquirir algo muy concreto, que no puedes permitirte el resto del año, en unas auténticas rebajas. Esta es la auténtica naturaleza de un Blak Friday verdadero para no llegar a pedir que, por favor, lo quiten.