El ascenso a la Liga 1|2|3 conseguido por el Racing al filo de las 14:00 horas desató una fiesta verdiblanca en Son Malferit y en Cantabria, pues muchos aficionados salieron a las calles para festejar el retorno de los pupilos de Iván Ania a la categoría de plata tras cuatro campañas en Segunda B. La fuente luminosa del Sardinero fue uno de los escenarios que más gente congregó pero en lugares emblemáticos de toda la Comunidad Autónoma se vieron enseñas racinguistas. Cantabria entera empujó el lanzamiento de Aitor Buñuel que en el minuto 66 significó el empate ante el Atlético Baleares (1-1) que, a la postre, valió el ascenso.
Los futbolistas, técnicos, directivos y seguidores presentes en el campo vibraron de emoción y las lágrimas presidían muchos rostros. Se había logrado un importante objetivo y tras el descorche del champagne volaron por los aires, manteados por la plantilla, Iván Ania (entrenador), José Luis Molina (Director Deportivo) y Pedro Ortiz (Viceresidente). Todo el mundo se contagió de la alegría del momento y de la satisfacción del deber cumplido. De saber que el momento esperado por toda Cantabria había llegado: el Racing estaba en Segunda.
La fiesta continuó en el hotel Roc Leo, donde los verdiblancos habían establecido su cuartel general en Palma desde el pasado jueves –pocos integrantes del equipo se libraron del baño en la piscina, y se vivirá en Santander al filo de la media noche con la llegada racinguista a la plaza del Ayuntamiento.