En el suelo patrio y en la memoria colectiva quedan en nuestro recuerdo las imágenes de las películas de los 60-70 con un arco de entrada al entonces pueblo de Marbella. Idea ésta, la de las letras con el nombre de la localidad, repetida hasta la nausea en la actualidad.
En el muestrario de la búsqueda de iconos que incorporar al catálogo internacional, en la parte positiva, podríamos añadir el Guggenheim bilbaíno y en la negativa, la escasa aportación de la Expo sevillana.
En definitiva, las urbes buscan dar con la tecla que las ubique en la ruta de miles de curiosos. El último ejemplo lo tenemos muy cerca. El faro de Ajo y la intervención que en él ha protagonizado el artista Okuda han provocado, además de mil y una controversias, el aumento exponencial de las visitas al municipio.
Y en esas estamos en Torrelavega. Un banco importado de los viajes de Gulliver pretende aprovechar la moda de los selfies para ser una disculpa que invite a abandonar las autovías que circundan la ciudad y adentrarse en la misma. Y, una vez dentro, recorrer el museo al aire libre que es el bulevar ronda, o la arquitectura religiosa, o las casonas blasonadas o la arquitectura post industrial.
Comillas se prepara para acoger la XIX edición del Folkomillas con 23 actuaciones, mercado medieval y pasacalles de gaitas
La XIX edición del Folkomillas, una cita ya consolidada en el calendario cultural de Cantabria, se celebrará del 20 al...