No conocía aún este dato propiciado por la escandalosa inflación en que está sumida España. Me refiero a que la lechuga, naranjas o patatas han subido hasta un 500%. ¡Madre mía, a dónde vamos a ir a parar, que decía mi abuela Rosa! Es una deriva insoportable. Encima, si eso pasa con unas simples patatas, no queramos pensar con el precio al que llegarán las especias para condimentar nuestras comidas. El desastre es una hecatombe en cadena. Quiero decir que, si de salida tenemos estas subidas en productos tan básicos, tampoco sé el porvenir que espera a bares, cafeterías y restaurantes que, lógicamente, tienen que amoldar esta carestía al precio de lo que sirven a los clientes.
En medio del caos, una vicepresidenta del Gobierno de España ha propuesto topar los precios de los alimentos básicos, como es el pan, la leche o los huevos, pendientes creo yo de un subidón mayor, porque el coste de las materias primas con que se producen estos y otros productos está por las nubes. Quienes menos tienen la culpa de la mala situación por la que atravesamos son agricultores, ganaderos y pescadores. Les tenemos que dar las gracias por seguir con su actividad, y darnos de comer a los demás, cuando de sus quehaceres no sacan la debida ganancia.
Por eso, lo de que el Gobierno controle el precio de la cesta de la compra supone una música que suena bien, pero en un mercado libre como es la Unión Europea, el debate sobre esta iniciativa nace muerto. La pelota está precisamente en el tejado de Bruselas. A la solución pendiente de lo que le cuesta al consumidor la electricidad, el gas o la gasolina, para colmo se ha sumado lo que vale comer. El disparate de precios, en todo, al que hemos llegado va a dejar a muchas familias completamente desamparadas. Solo en Cantabria, y debido igualmente a la inflación, la petición de ayuda a entidades sociales (Cáritas, Banco de Alimentos o Cocina Económica) sube un 20%. Poco que añadir: insoportable vivir así. Y la brecha entre ricos y pobres aumenta hasta resumirla en una concisa expresión: injusticia social.