Lo que pasa en España se supera a diario, con asuntos fantasmagóricos, inverosímiles de creer y asumir, si no fuera porque realmente suceden. Hoy me paro en el anuncio pagado por el Ministerio de Igualdad, dentro del cual se arremete contra un famoso presentador de televisión (Pablo Motos), un conocido stremer (Xokas), y la afición del Betis. Todos ellos son calificados de machistas, y los responsables, tanto del ministerio como de la agencia encargada de realizar semejante bodrio, se han quedado tan anchos. Pero, claro, el uso del dinero público para atacar a ciudadanos concretos mediante anuncios televisivos, no ha pasado desapercibido para los así calumniados, que a mi juico han dado una efectiva lección de que algo semejante no se puede tolerar dentro de un país democrático. Ya si nos vamos a los países bananeros, pues sería otra cuestión. Pero que yo sepa en España tenemos una Constitución, unos derechos, unas garantías y, por si todo esto no bastara, unas reglas dentro de la Unión Europea, que la España actual se empeña en incumplir, y ahí tenemos el trato dado a jueces, a la aprobación de ciertas leyes (la del sí es sí), y al respeto a la libertad de expresión.
Si a lo anterior añadimos la intención de suprimir ciertos delitos, como el de sedición y malversación, entonces también empieza a debitarse dentro de mi cabeza la idea que siempre tuve acerca de que la justicia es para todos, y no solo para unos pocos privilegiados. Quienes provocan semejantes contradicciones respecto a que la igualdad sea general, quieren poner el acento en la culpabilidad del mensajero, los medios, periodistas y columnistas. Y así es como se enrarece el ambiente, aunque cabría calificarlo bien, en el sentido de si es el Gobierno quien genera innecesarias tensiones, o somos los ciudadanos, que solo queremos trabajar en paz, y visionar un futuro próspero, que lamento decir que tampoco lo hay. Mucho me temo que lo de Pablo Motos, Xokas y el Betis, no será lo último, porque cuando se cruzan líneas rojas, tal es el respeto al honor ajeno, lo que realmente nos diferencia es el concepto que unos y otros tienen de lo que es democracia.