Cada vez que viajo por el resto de España, percibo que Cantabria tiene un problema singular con su pequeño comercio. Ya discurre el 2023, y nadie se acuerda, empezando por las propias Administraciones, que el pasado año han cerrado en la región 224 negocios en manos de trabajadores autónomos. La cifra es demasiado alta. No abriré el libro de las ideas sobre cómo incentivar las compras en el centro y demás barrios de nuestras ciudades, porque el tema es complejísimo. Reconocemos ahora con total normalidad que son tiempos diferentes, para todo. Pero antes ya existían las grandes superficies, había llegado el comercio digital, Amazon tenía más dinero que muchos países, y también era un hecho la aplicación cada poco de un marketing diferente a la hora de vender productos. Es duro decirlo, pero quien no se sube a estos cambios, tiene muy difícil la supervivencia. Es así porque los consumidores hemos cambiado, de manera drástica, los hábitos en la compra. Hoy preferimos el móvil y el ordenador para adquirir lo que sea, y que nos lo traigan a casa.
Seguro que me dejo más causas del problema, pero todas ellas no son motivo suficiente para tirar la toalla, y todos, autónomos, gobiernos, ayuntamientos, y consumidores, tenemos que unirnos en la defensa de los negocios de toda la vida. No lo digo para que quede bien de cara a la galería. El pequeño comercio tiene que abrirse a la realidad, y a las nuevas ideas. Ver lo que hacen los demás, y mejorarlo en lo posible. Desde las Administraciones, el apoyo debe ser continuado, y en todos los ámbitos. ¿De qué nos sirven unas ciudades tan bien urbanizadas, si desaparecen los escaparates de las tiendas? Calles enteras que antaño concentraban no pocos locales abiertos, empezando por los ultramarinos, hoy se muestran desiertas, ¡triste escenario! Los padres tenemos mucho que inculcar al respecto. En vez de tanta gigantesca superficie, hay muchísimas cosas que se pueden adquirir en los barrios donde vivimos, y debemos transmitir esta manera de actuar a nuestros hijos, porque ellos serán mañana los clientes potenciales de las tiendas tradicionales.