La política suele movilizarse cuando, sobre un tema concreto, denota que hay cabreo social. Es entonces cuando se actúa para que la desafección no vaya en aumento. Así ha ocurrido por ejemplo con la ley del “solo sí es sí”, y redactarla finalmente en condiciones, para que más delincuentes sexuales no salgan a la calle o vean rebajadas sus penas de manera sensible. Cuando todos los delitos se minimizan en España, incluso el de malversación de caudales públicos, asumo que es clamar en el desierto pedir que para algo concreto aumente la pena de cárcel, al haber muertos de por medio, como sucede con los atropellos de coche a viandantes, ciclistas, en algunos casos con fuga de por medio del conductor.
Cantabria viene sufriendo un auténtico drama en este tipo de casos. Desde el de Corbán (dos jóvenes fallecidas, de 28 y 29 años), calle Castelar de Santander (un joven de 19 años), el ciclista atropellado y no auxiliado en Torrelavega (66 años), y el último de Suesa, en el que han perdido la vida tres personas (42, 19 y 68 años). Que alguien les explique a todas estas familias porqué los causantes de tantas vidas rotas están en la calle, y en muchos casos no lleguen a entrar jamás a centro penitenciario alguno. Según datos oficiales de 2021, casi un 24% de los delitos que se cometen en España están relacionados con la seguridad vial. Se asegura que también han aumentado las sentencias condenatorias relacionadas con imprudencias graves al volante. Pese a avances innegables, nuestro país sigue teniendo un problema serio con las cifras de fallecidos en la carretera, y para probarlo basta con recordar que 2022 se cerró con 1.145 muertes, un 14% más que en 2021, lo que es mucho porcentaje. Con una situación así, en cualquier cabeza entra que no se pueden rebajar penas, ni entrar en penosas contradicciones de libertad o cárcel para alguien que ha arrollado a un ciclista, lo ha matado, y encima se ha dado a la fuga sin auxiliar a la víctima. Si esto es juicioso, o bien me he vuelto un petardo con mucho retroceso mental encima o (y esto es más lógico) esta sociedad actual que hemos construido se pone cada vez más del lado de la injusticia.