La tan abrazada era digital ha demostrado, por imposición y sin rechistar, que es excluyente. Margina a muchas personas. El que por edad no nace y crece como nativo digital es mayormente tratado como un zoquete tecnológico. Por si no bastara, tiene que escuchar de parientes jóvenes cercanos que no sabe desenvolverse. No piensen ni por asomo que la discriminación digital está solo vinculada a la edad. A fin de cuentas, se trata de tener tecnologías super rápidas, y he aquí que muchas personas, en muy diversas casas, países, ciudades y pueblos concretos, no se lo pueden permitir, porque lo primero es comer, tener agua potable, y un trabajo esporádico con el que mantenerse.
Nos han creado, y nosotros a callar, una sociedad despersonalizada. No se nos atiende como es debido, ni por teléfono (voz grabada), ni ya en persona. Tiene delito que bancos, operadoras de telefonía, energéticas y demás multinacionales, ofrezcan tan malo servicio, a través de una web o App de móvil. Pero que lo hagan las Administraciones Públicas es para denunciarlo a diario. No, no y no. La vida es contacto, conversación, atención, respeto, humanidad y sensibilidad. Todo esto de la sociedad digital, las redes y la irrupción de la Inteligencia Artificial (IA) no ha traído más que diferencias, que irán en aumento en la medida de que los robots vayan eliminando puestos de trabajo. Frente a ello, no veo ninguna respuesta política, social, y, especialmente cultural. Los bancos (que tienen nuestro dinero), nos deben atender debidamente. Las aseguradoras, que bien que nos incrementan el recibo anual, han de cogernos el teléfono. Las redes sociales no son medios de comunicación y sí un foco de manipulación e intereses partidistas. De la IA, qué añadir. Se ha metido ya en los colegios; no se leen libros, y ahora los deberes, cuando los hay, te los hace una aplicación. En todo, es la ley del mínimo esfuerzo. Mientras, la mayoría silenciosa está encantada con su móvil, con su red social, con su App para cualquier cosa, influenciada ahora por los medios de comunicación en lo de la IA. Si no se aplica la inteligencia propia, difícil es que una máquina te sustituya con los suficientes dedos de frente.