En lo que a mí respecta, no tenía noción de lo que son los pellets o microplásticos de menos de 5 milímetros. Debido a un vertido frente a la costa portuguesa, cercana a Galicia, avanzan hacia las playas del norte de España, y Cantabria no es ajena, porque ya lo está sufriendo. Mayormente, nos enteramos ahora, por saltar la alarma de que son 25 las toneladas de gránulos de plástico las que han ido a parar a los mares, y pueden causar daños medioambientales irreparables, sin olvidar la pesca y su relevancia económica para gran cantidad de pueblos costeros.
Entiendo sus dudas, que comparto, acerca de los pellets. Les puedo aclarar que es la materia prima con la que se fabrica una gran variedad de plásticos. Desde bolsas, envases de alimentos, contenedores y cubos, tuberías, cables, juguetes, biberones, bolsas de sangre y hasta jeringuillas. A lo que se ve, hay productos finales cuya utilidad no es cuestionable, un simple biberón. Pese a todo, las diminutas bolitas resultan todo un desastre medioambiental. Lo sufren en primera instancia los peces y mariscos que los ingieren, y con ello existe el peligro posterior de su entrada en la cadena alimenticia. Como el riesgo no es baladí, las acciones deberían ser inmediatas. Pero en la España que no cambia estamos con lo de si es competencia de las autonomías, si debe intervenir el Gobierno central, y la Unión Europea anda igualmente en disquisiciones sobre quién y cómo hacer. Cada día noto más debilitado el término unión dentro de Europa. Hay otra cuestión no menos trascendente. Es el pésimo ejemplo que damos. Estando el mundo inmerso en un debate crucial sobre el cambio climático y la contaminación que lo produce, si de verdad tuviéramos conciencia de tan grave problema, no ocurriría lo que sucede hoy con los pellets, y la forma de erradicarlos. Esta nueva crisis ecológica llega cuando muy recientemente se ha celebrado una nueva cumbre del clima en Emiratos Árabes, uno de los países que más producen petróleo y gas, dos grandes enemigos para la salud de la Tierra. Con todo el problema medioambiental no se hace otra cosa que marear la perdiz. Hasta que un día sea ya demasiado tarde y no haya marcha atrás.