En demasiadas ocasiones me veo sometido al abuso de conocidas compañías, como por ejemplo aseguradoras, que no atienden como es debido a sus clientes, que pueden llegar fácilmente a la desesperación que supone que sea una máquina, y no una persona, la que te atienda al teléfono y resuelva el caso para el que necesitas ayuda. Como pagas religiosamente un servicio contratado, de igual manera debieran tratarnos, algo que actualmente no se puede asegurar en España, dadas las quejas que se reproducen a diario, cuando quieres hablar con tu banco o seguro, y no hay manera de lograrlo.
Tal es así, que estoy por asegurar que muchas de estas empresas no se han dado aún por enteradas de que en nuestro país existe una ley que se denomina de Servicios de Atención al Cliente. Suena muy bien su letra. 1. La puesta a disposición de los clientes de un servicio de atención telefónica personalizado. 2. No se podrá aprovechar la formulación de reclamaciones para ofrecer otros productos. 3. El tiempo máximo de espera para el usuario desde la recepción de la llamada en el servicio de atención al cliente no podrá superar un minuto para más del 90 por ciento de las llamadas. Ahora bien, ¿por qué en la mayoría de los casos no se cumple nada de esto? Les diría que no lo sé, pero sí lo sé. Pues porque no hay un control debido por parte de las Administraciones, para el cumplimiento de estas normas, y añadiría la falta de multas ejemplares, como sí existen en otros países de la Unión Europea. Sea como fuere, hoy por hoy no podemos asegurar que estamos lo suficientemente bien atendidos, pero es que tampoco nos quejamos lo debido tras llamar a un número, y que sea una voz grabada la que plantea preguntas que no vienen al caso, cuando lo que quieres realmente es que una voz humana, real, esté al otro lado de la línea. En absoluto es asumible que las sucursales de todo tipo desaparezcan del panorama urbano y rural, y que a cambio tampoco tengamos esa atención personalizada de la que habla la ley. Cuando suena un teléfono, alguien tiene que ponerse. Si tienes contratado un servicio, como un seguro, con más razón.