Lo hables con quien lo hables, la defensa de los profesionales sanitarios y su trabajo de servicio a los demás parece absoluta, pero el caso es que en 2023 más de 300 de estos trabajadores, aparentemente tan bien valorados, sufrieron en Cantabria un incidente violento. La cifra es más que preocupante, porque pone de manifiesto delicadas cuestiones. La primera es que la violencia, especialmente con insultos y amenazas, va a más. La segunda es que hay falta de medidas disuasorias efectivas, que hagan que los pacientes se lo piensen dos veces antes de perder las formas, y no digamos llegar a la agresión física, como ya ha ocurrido de forma gravísima en algún caso acontecido. Y la tercera conclusión es que las acciones que se han probado hasta la fecha, vigilancia o cámaras, se aprecian insuficientes, si de los 252 casos de 2022 pasamos a los 306 de 2023. Visto el feo panorama, bien poco se ha aprovechado en Cantabria la celebración, cada 12 de marzo, del Dia Europeo Contra las Agresiones a Médicos y Profesionales Sanitarios. Estas conmemoraciones no sirven para nada si el mensaje no moviliza de abajo hacia arriba: escuelas-familias, institutos, universidades, instituciones públicas e instalaciones sanitarias, en especial hospitales, centros de salud y sus profesionales, del primero al último. Y qué decir de los medios de comunicación. No podemos limitarnos a dar las cifras cuando las proporcionan las autoridades sanitarias. Hay que implicarse con estos profesionales, exigiendo mayores y mejores medidas de protección, para que al agresor no le salga gratis su demencial actitud como paciente. El problema es más que preocupante, y Cantabria no aparece precisamente bien parada respecto al número de casos presentado por la Organización Médico Colegial, un total de 769 en toda España. Desde las entidades que les representan, se anima a médicos, enfermeras y administrativos sanitarios a denunciar cualquier caso, porque solo así se va a tomar conciencia política (legislación) y social (respeto y educación). En el pasado, la opinión pública ha sido conocedora de agresiones brutales a médicos, y sus agresores ser puestos rápidamente en libertad. Mirar para otro lado está también en la causa de que este demencial comportamiento crezca. ¡Intolerable! Pararlo es cuestión de todos.
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